sábado, 13 de julio de 2013

Forelli Rules Alicante: Día Ocho

11:29 pm. Mal comienzo de la mañana. Me cambiaron sólo por el día de hoy la clase, y me tocó un elemento de tío que no me gustaba NADA. Llegué hasta el punto de tomar la decisión de pasar de él olimpicamente. En cambio, la clase con la chica de la ESO fue la mejor que he tenido nunca, ya que no sólo hablamos inglés, sino que le enseñé mucho sobre cultura británica y americana, además de la historia más próxima de éstas.

Hoy ha sido una gran tarde para mí. Por fin he podido ir a la propia Alicante, la que le da nombre a esta sección tan especial en la que relato mis vivencias por estas tierras (aunque la mayoría del tiempo lo paso en Elche) y, como no, he pasado por Ateneo Cómics y Comix City, las dos tiendas de cómics que al menos yo conozco en Alicante. Se encuentran una justo enfrente de la otra. Como a mí me gusta beneficiar a todas las tiendas por igual, decidí sólo pillarme Superman #15, Liga de la Justicia #15 y un número atrasado de una colección que sigo (Avengers vol.4 #6)... Pero eso fue hasta que ví allí algo que llevaba buscando desde hacía mucho tiempo. Yo me corrí todo cuando lo ví. ¿Se hacen una idea de lo que es?

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¿No les viene a la cabeza?
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¿Seguro?
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Vaaaaale, lo diré:

¡Todos los putos anillos de Green Lantern!

Marco Antonio Di Forelli, posees la capacidad de infundir grandes miedos. Bienvenido a los Sinestro Corps.


 Son un objeto de coleccionista bastante difícil de encontrar, por lo que tuve la que yo llamo Suerte Forelliana. Esto es, en mi vida he tenido una suerte enorme para casi todo: unos amigos estupendos, he sorteado a la muerte no sé ni como, una mujer que me quiere (aún no sé cómo), encuentro cosas que muchos buscan de una forma bastante ridícula... Como es este caso. Sí, dirán que es muy caro, pero hay que decir que están hechos con el máximo detalle, todos tienen un sistema eléctrico para iluminarse, están diseñados para entrar en todos los tamaños de dedos y, por supuesto, es un artículo bastante exclusivo y chungo de encontrar. Tranquilos todos, que me sacaré fotos con ellos puesto, y caracterizado como ellos si me es posible.

Haré un FrikiAnálisis de todas las tiendas que he visto, pero puedo ir adelantando ya que Ateneo le da mil hostias en la cara a Moebius en cuanto a stock se refiere. Ahí lo dejo.

También he estado en la famosa FNAC, esa cadena de tiendas que abunda en la Península y que por qué sé yo motivos no han traído aquí. Se da un aire a El Corte Inglés, pero con la diferencia de que es mucho más completa. Tenía de todo: música, videojuegos, libros... Pero sobre todo me sorprendió que tuvieran tantos cómics y, sobre todo, que vendieran cómics en grapa (algo que yo creía imposible fuera de las librerías especializadas). Hay una anécdota bastante graciosa de este momento, y es que mi amiga y yo nos encontramos en la esquina del cómic americano con una panda de cuatro tíos que cumplen con la definición de friki que te dan en todos los manuales de estilo de las películas americanas: feos como la madre que los parió, con gafas, un estilo algo simplón de vestir, muy babosos y con problemas de habla. Lo que más gracia me hizo fueron dos cosas: el miedo/asco que mi amiga les tenía y ver que a pesar de tener cierto conocimiento sobre los cómics de X-Men, no tienen el suficiente como para poder permitirse el ser así. Un frikazo de verdad habría sabido decir que las alas de Arcángel eran de acero orgánico y no de adamántium, además de que posee unas neurotoxinas la hostia de fuertes que paralizaban a sus víctimas.

Aquí vemos al sujeto en cuestión (Arcángel, no la pandilla de frikis).

Más tarde fuimos a un centro comercial cuasi-abandonado llamado Panoramis. Digo cuasi porque sólo tenía un negocio abierto (un restaurante chino, si mal no recuerdo) Lo demás estaba cerrado y/o desmantelado. Según me cuentan mi amiga y su padre, aquel sitio había vivido tiempos mucho mejores y antaño se llenaba hasta los topes, pero no se ha sabido aprovechar. Tras esto, mi amiga se metió en una tienda de maquillaje, donde se quedó embobada como yo en las tiendas de cómics, si no más. Una hora más tarde (no, no estuvimos una hora metidos allí. De ser así hubiera soltado tanta pluma que dejaría a las maricas locas sin negocio) nos volvimos a Elche tal y como nos fuimos de allí: en tren. Irónicamente el billete de tren está más barato aquí que la guagua de Gáldar a Las Palmas ida y vuelta, no tarda tanto y es muchísimo más tranquilo. Me están tentando a venirme a vivir aquí, si les digo la verdad (pueblo tranquilo y sin nada de cuestas, a 20 minutos en tren de un lugar con unas tiendas de cómics excelentes, más unas bonitas vistas y atractivos sin parangón... Lo que no hay en Canarias). Nos volvimos a casa y desde entonces he estado escribiendo para ustedes, mis lectores.

Mañana grabaré EN VIDEO la Semana Uno con la que yo llamo "mi amiga", pues ella me dio la idea de grabarlo en vez de escribirlo y así romper con la monotonía del texto escrito. Lo aviso por si alguno de los presentes no desee ver el vídeo por X o Y razones o si, por el contrario, quieren ver cómo me va por estos lares, dónde me estoy quedando y muchos más extras.

Por cierto, he editado las chillonas letras de mi tarjeta de presentación. He tapado el número de teléfono para que no se vea por aquí. Sin embargo, la versión en tarjeta sí lo tendrá.


Gracias por haber leido esto con tanto interés y...

¡Seguiremos en contacto!


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