No obstante, las chicas de la ESO (a veces tengo una, otras veces tengo dos) son bastante buenas y atentas. A una le marco deberes para que aprenda nuevo vocabulario y a la otra le hago conversar en inglés para obtener más soltura cuando llegue a la escuela de idiomas. Me lo paso genial hablando inglés, aunque creo que cometo más fallos que mi alumna...
Para almorzar, me llevaron a un Wok que es lo menos 4 veces más grande que el que tenemos en el CC Las Arenas. Aparte de comer bastante bien, jincarme un buen filete de buey y probar las navajas (una especie de molusco parecido a los mejillones con la concha rectangular y fina), tuve la oportunidad de sorprenderme por el hecho de que, sin nada que sirva de precedente y sin ninguna experiencia previa, sé manejar unos putos palillos chinos. ¿Cómo? Ni me preguntes.
Foto donde se presencia el asombroso hecho.
Finalmente, esa noche, todos excepto el padre (de la hija de los anfitriones) nos pusimos a ver El Hombre de Acero. Debido a que era tarde y estábamos bastante cansados por el trabajo y el madrugar, nos estábamos cayendo de sueño. Tras irse una de ellas a la cama, me fui yo, a eso de las 12 y poco de la mañana. Amanecía entonces el Día Cinco...
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