Siguiendo el consejo de una buena amiga mía, borré el WhatsApp de mi móvil durante una semana (De domingo a domingo). No lo hice por mi simple capricho de inestable mental. Es más, lo hice por la salud de mi preciado coco. Había presentes ciertos... llamémosles "factores" que estaban dándome problemas a la hora de hacer mi vida. Además, aprovechando que iba a hacer eso, hice algo antes de ello para corroborar una cosa que me venía oliendo durante las últimas semanas. Borré el WhatsApp acto seguido y me dispuse a seguir con mi vida.
Los primeros días fueron extraños. Tenía ciertas costumbres diarias en dicha red social y el no poder llevarlas a cabo no me hicieron sentir mal ni dependiente, pero sí extraño. Poco a poco, volví a sentirme como me sentía en el instituto: incomunicado, solitario hasta cierto punto... Excepto que ésta vez dejó de importarme. Quien realmente quiso contactar conmigo apañó para hacerlo por otros medios y, la verdad, es un honor saber que de verdad le importo a algunos. Además, al obligarme a alejarme de WhatsApp, pude ver los sucesos que habían marcado mi vida recientemente desde otra perspectiva bien distinta y analizarlo todo desde un punto de vista nuevo.
Finalmente, me sentí feliz, aliviado, con ganas de seguir adelante como siempre he hecho. Supongo que éste era el revulsivo que mi psique necesitaba para salir por completo de mis movidas mentales. Algunos pensarán que soy un cabrón, que los he abandonado por enésima vez y que simplemente lo hice o bien para llamar la atención o bien para joder (Ellos saben quienes son, no me hace falta nombrar a nadie). La verdad es que no podría importarme menos. Son personas que no tienen clara ni su identidad ni sus objetivos en la vida y que, para colmo, no son capaces de aceptarme como soy. Paso de perder el sueño más por gente así.
Como siempre, Ponchétin (O mejor dicho, su maltrecha salud psíquica) ha vuelto a sobrevivir otro de los muchos azares de la vida. Puede que muchas veces me sienta solo, pero siempre hay alguien ahí, aunque sólo sea uno. Tengo una suerte muy extraña desde pequeño, y parece que la seguiré teniendo hasta el día de mi muerte. Y eso, señoras y señores, me encanta.
En definitiva, fue una gran decisión el dejar WhatsApp un rato y, de no ser porque soy un pobre diablo sin saldo, lo dejaría definitivamente.
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