Lo que voy a analizar a continuación, si bien tiene pinta de ser una película de ésas que ves un domingo después de comer para matar el rato porque no tienes nada mejor que hacer, es en realidad un cómic. Para más información, añadiría que es un arco argumental de un famoso personaje de Marvel llevado a cabo por uno de los guionistas más renombrados del medio y un dibujante cuyo nombre quedará para siempre en el recuerdo de los fans gracias a éste cómic en 1986. Como bien reza el título, hablamos de mi abogado favorito, uno ciego y católico... Si, señores, hablo de Daredevil. Sin embargo, me veo en la ardua tarea de ponerles al corriente de lo que sucedía en el momento de la publicación de ésta historia con el personaje en pocas palabras, así que lo voy a intentar:
Daredevil fue creado por Stan Lee y Bill Everett en 1964 como una especie de Spider-Man ciego, adulto y con trabajo. Por éstas mismas causas, los lectores de la época (chiquillos de 10-14 años a los que les estaba empezando a salir pelos sobre el labio superior) no lograron conectar con él, llevando al personaje a dar tumbos de aquí a allá intentando subir un poco las ventas. No sería hasta 1979 cuando aparece en el panorama un jovencísimo Frank Miller y lo ponen como dibujante regular de la colección y, más tarde, guionista completo, salvando la colección de una flagrante cancelación y dándole un nuevo enfoque más adulto y oscuro. Si bien Daredevil era un héroe alegre y feliz que tenía un sinfín de aventuras aquí y allá, ahora era un vigilante atormentado y que poco a poco veía su cordura dañada por una serie de pérdidas personales, además de centrar toda su atención en los rincones más oscuros de Nueva York. Miller dejaría la colección en Febrero de 1983 para realizar otros proyectos con DC Cómics. No obstante, volvería una vez más en 1986 y conocería allí a David Mazzuchelli, con quien finalmente haría lo que hasta hoy se conoce como una de las mejores historias jamás contadas dentro del noveno arte...