Mucha gente tiene grandes pesares en su interior. Mucha gente se odia a sí misma y pasan los días y los meses echándose la culpa a sí mismos de cómo se sienten. Mucha gente piensa que la vida sólo es oscuridad y sufrimiento. Algunos, incluso, llegan a tocar el fondo del abismo, haciendo tambalear seriamente la cordura y la salud física de cada uno. ¿Que cómo sé eso? Pues verán ustedes...
Hace unos 3 años o así, Forelli no existía. Sólo había un niño con problemas llamado Marcos Suárez Hernández que nunca había tenido paz alguna en su vida. De hecho, era un niño que tenía ciertos problemas... Y el hecho de que no se le entendía agravó bastante el asunto. Una madre que no podía más y un padre que jamás supo comprenderle agravaron más el asunto. Llegados a cierto punto, Marcos se "enamoró" de una persona... Persona que tiene la misma madurez que un zapato aún a día de hoy. Lo que sentía por esa persona y los juegos mentales a los que me sometía hicieron que, lentamente, fuera descendiendo a los infiernos de mi mente. El odio a sí mismo por saber que jamás podría conseguirla, la frustración de saber que la chica dejó de verle igual aunque nunca llegó a pedirle salir, la pena por haber destrozado lo que hasta entonces había sido una larga relación de amistad, el sufrimiento por no decirle absolutamente nada a su familia porque no quería que se metieran en mi vida y porque confiaba en las personas equivocadas... Todo eso hacía que cada día se hundiese más en un oscuro vacío en el que me hundía cada vez más... Y más... Y más... Hasta que llegó la ira. No recuerdo haber sentido tanta ira en mi cuerpo nunca en mi vida. Mi pulso estaba por los aires, mi piel se tornaba completamente roja... Pero, al fin y al cabo, seguía estando destrozado por dentro. La ira no arregló absolutamente nada, además de empeorar mi ya maltrecho estado mental. Hasta que llegó el momento en el que, antes de cometer el que hubiese sido el mayor error de mi vida, me pararon y, poco a poco, vi lo que estaba pasando. A partir de ése momento, Forelli nacería e iría creciendo poco a poco. Cometería sus fallos, pero con sólo dos años y poco de vida ya se ha hecho todo un hombre.
Ésta es, a muy grandes rasgos y sin meterme en detalles, la historia de mi caída en el abismo. Cada uno tiene su propia historia. Es por eso que, quizás, peque de generalizar en esta entrada, pero que conste que lo hago para intentar ayudar al mayor número de personas posible. Aquí les dejo, de todo corazón, unos pequeños consejos para quitarse uno esos demonios internos que nos minan la autoestima:
- No hay nada más importante que tú mismo, así que quiérete. En un mundo lleno de gente que te va a hacer daño sí o sí, en un mundo en el que el individualismo se ha convertido en egocentrismo y en el que la gente siente la asquerosa e impía necesidad de pisotear a los demás para conseguir sus objetivos, necesitas creer en tí mismo para mantenerte en pie. Éste es uno de los puntos más difíciles, pero es el más importante de todos. Apréciate tal y como eres, y si quieres cambiar algo, que sea para sentirte más a gusto contigo mismo y no con los demás.
- El odio hacia uno mismo no hace que seas mejor. De hecho, es algo que debes evitar. Es el odio lo que lleva a uno a hundirse en la espiral, y creo que con un simple giro de tuerca el círculo vicioso invertirá su polaridad. Verás cómo la alegría y las cosas buenas vienen cuando empieces a emitir energía positiva.
- Busca, además, alguna actividad que te haga sentir bien, realizado. Yo tengo mi blog y es cierto que es una experiencia que recomiendo a todos, pero mucha gente no gusta de escribir o no se siente capacitada para ello. Sorprende al mundo con lo que más te guste y con lo que mejor sepas hacer.
- Echa p'al carajo todo lo que sobre en tu vida. Cualquier persona, acción o circunstancia que no sólo no aporta nada bueno a tu vida, sino que además te la complica sobremanera es porque no merece estar ahí. Sácalo a patadas y verás que las cosas se pondrán mejor, aunque duela un poco al principio.
- No importa que sea de tu familia o de amigos. Si tanto daño te están haciendo es que no merecen estar ahí. Sé que cuesta, pero verás que lo vas a agradecer. ¡A PATADAS!
- Vigila bien tus compañías. Siempre van a haber amigos que sólo te quieran por interés y para pasarlo bien, pero sólo uno de verdad estará ahí pase lo que pase. No te digo que dejes a los otros de lado, pero te va a venir bien discernir entre ambos para saber cuánto puedes confiar en ellos. No te vayas de la lengua con los primeros ni te calles con los segundos.
- Sé tú mismo, desinhíbete. La sociedad no es más que una sarta de prejuicios y mariconadas que rechazan a todo aquel que sea natural. Si los mandas épicamente a tomar por culo, verás que conocerás a personas que de verdad te aprecian por cómo eres y, por tanto, vivirás más feliz tanto con los demás como contigo mismo.
- Ésto se aplica también a tu aspecto físico y forma de peinar o vestir. Tú y solo tú debes decidir sobre ello, y nadie más. Y al que no le guste, que se te agache a la altura del ano y lo lama hasta que quede limpio como la patena.
No obstante, quiero destacar algo por encima de todo: NO ESTÁN SOLOS. Sé que es muy normal sentirse solos cuando se pasa por una experiencia así, pero muchas veces somos nosotros mismos los que nos alejamos de los demás por diversos motivos (Para no hacerles daño, porque piensas que no te ayudarán en nada... Los motivos pueden ser muchos). No sólo no estás haciéndote ningún bien ni haciéndoselo a los demás, sino todo lo contrario. Lo mejor es contar con una persona que haya pasado por lo mismo para que esté a tu lado y te aconseje. Quizás no te garantice la mejora, pero al menos verás que la carga se va a hacer mucho más ligera.
Para no quitarles más tiempo del que ya les he privado, déjenme resumir todo lo que acabo de decir en unas pocas líneas: ámate, sé tú mismo y manda p'al carajo todo lo que te esté haciendo daño. Puede que lo diga como si pareciese fácil, pero alguien tiene que decírselo. No creo que la manera más adecuada de ayudarles es ponerme en un tono FrankMilleriano a decir que la vida es una mierda y tampoco creo que endulzar las cosas sirva de algo. Así es como yo salí de todo lo que me impedía crecer como persona y creo que todos deberían intentarlo, más que sea. No se rindan bajo ningún concepto, enséñenle al mundo de lo que están hechos y verán cómo esa tristeza se va a tomar por culo.
Espero haberles sido de ayuda.
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