¡Oh, vida, tú que eres tan cruel y burletera cual mujer de alta belleza física y baja inteligencia emocional! ¿Por qué mimas a aquellos pocos que perjudican y castigas a los demás que sólo buscan la paz? Entiendo que todos, sin excepción de clase alguna, tengamos que pasar por tu sucio y asquesoro aro, ¿pero es necesario acaso que juegues con nosotros como si fuésemos simples juguetes de mercadillo? Porque tu, quien se supone debe ser neutral, nos coges a todos como si fuéramos los muñecos de un niño chico dispuestos a ser zarandeados, maltratados, rotos y, finalmente, olvidados en la más oscura esquina de ese gran desván de vidas resquebrajadas y sueños incumplidos que es la nada.
Los que intentan hacer frente a tus designios arbitrarios y repentinos terminan ahogados hasta los pulmones en un abyecto océano de tristeza, soledad y recuerdos pasados que nunca volverán. Los que no, terminan absorbidos por la sociedad, ese invento que tus despiadados e infernales designios ha ayudado a crear. Es muy probable que me encuentre entre los primeros, pero eso no evitará que me esfuerce a luchar hasta escupir, mear y cagar en tu estupefacta cara infantil y desfigurada que tienes.
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