miércoles, 30 de diciembre de 2015

La Crítica del Año (2015)

Normalmente hago este tipo de entradas con el año nuevo ya vigente, pero esta vez quiero quitármela de encima para poder dedicar la primera semana de Enero del 2016 a estudiar para mis próximos exámenes. Además, y en contra de lo que los lectores más veteranos (los que precisamente han motivado el cambio que tanto el blog como yo mismo estamos experimentando) puedan creer, no seguirá la estructura que han seguido las demás Críticas del Año. Para los que por vez primera estén navegando por aquí o no lleven mucho tiempo leyendo, estas entradas especiales solían traer en su interior cuatro o cinco imágenes sobre variados temas que me han ido haciendo reflexionar o me han disgustado a lo largo del año y hablar brevemente sobre mi opinión al respecto. En ésta ocasión, me limitaré a crear un buen bloque de texto de los míos hablando sobre el ya casi pasado año 2015 desde un punto de vista personal, lo que he ido aprendiendo durante el mismo y mis reflexiones a grandes rasgos sobre el panorama de hechos que han ido cayendo a lo largo del año. Hecho ya este pequeño aviso para navegantes, entramos en materia.

A decir verdad, empecé el año bastante bien y lo estoy acabando de igual o mejor manera, si bien el trayecto entre ambos puntos ha sido, cuanto menos, escabroso. No me han faltado satisfacciones y no creo que haya sido un mal año, nada más lejos de la realidad, pero mi vida "amorosa" me ha dado varios golpes buenos. De hecho, tan pronto como en época de exámenes de Enero, mis desdichas con Wonder Woman me causaron fuertes dolores en el pecho que se han ido manteniendo de forma irregular a lo largo del año (producto de una costocondritis, inflamación de los cartílagos que unen el esternón con las costillas, causado aparentemente por nervios o malas posturas). A partir de ahí y hasta hace unos meses, me enamoré de otra persona con la que hablaba a diario pero que, por razones que ya han sido expuestas en éste blog, no funcionó. Algunos dirían que fueron siete meses tirados a la basura, pero yo no lo creo así, pues disfruté el camino y el final del mismo me enseñó una lección que no había sido capaz de ver durante ni más ni menos que seis añazos. Pero tengo que admitirlo, pues no soy ya alguien que peque de orgulloso: dolió. Y mucho. Otra cosa es que con el paso del tiempo me haya hecho más fuerte mentalmente y lo lleve mejor, pero dolió.

Por otra parte, este año me he superado a mí mismo, he realizado pequeños proyectos que me hacen soñar con ganas y luchar con optimismo por mis metas. Sin ir más lejos, escribí y dirigí mi primera obra de teatro íntegra. Y no sólo eso, sino que la hice en inglés. Y con un tiempo límite. Sufrí como un cabrón, pero valió la pena. Echaba de menos actuar y he comprobado que me gusta dirigir. En su momento agradecí a todos aquellos que estuvieron a mi lado, de una forma u otra, para sacar el proyecto adelante, y siempre lo estaré, a pesar de que algunas de esas personas ya no estén en mi vida (algunas porque han tomado caminos distintos, otras porque han querido apartarse voluntariamente). Tengan por seguro que la subiré aquí para que la lean en cuanto esté traducida al español. Traducción que hago yo mismo, asi que paciencia. También he conocido a personas maravillosas que ya llevaban a mi alrededor un buen tiempo pero que no había entablado conversación con ellos y he reforzado lazos de amistad que se habían aflojado por tal o cual motivo. Y sobre todo, he aprendido un montón de todo lo que me ha pasado, tanto lo bueno como lo malo..

A pesar de que soy una persona que está a lo suyo y no tiene esa inquietud continua por estar mirando noticias (más que nada, porque no me fío ya de ningún medio), no estoy ciego, ni sordo, ni mudo. A nivel nacional, el PP ha hecho de las suyas de mil y una formas: la Ley Mordaza, cientos de casos de corrupción dentro de sus filas, salvajes recortes en Educación y Sanidad entre otras cosas, el montaje de pozos petrolíferos sin éxito en nuestras costas a pesar de que la gran mayoria de canarios se mostró en contra, un presidente que no sabe decir más de tres palabras cohesionadas adecuadamente en público y que no se atreve a dar la cara en los debates...  Y aun así, no sé cómo se las han apañado para volver a sacar mayoría en las Elecciones Generales celebradas hace poco más de una semana. De acuerdo, no es ni mucho menos absoluta y de momento no tienen el poder que tenían en la pasada legislatura, pero sigue dando qué pensar, en lo manipulada que está la gente y en la poca memoria histórica que tienen. Fuera de nuestro territorio, tenemos a la Merkel y al FMI dando por culo guerra a toda Europa, a Estados Unidos e Irlanda declarando legal el matrimonio gay, un resurgimiento de la islamofobia a nivel mundial a raíz de dos atentados en Francia... Y todo ésto a bote pronto y obviando todas las machangadas de polémicas interneteras como el reciente fallo del humorista Steve Harvey al declarar a la ganadora de Miss Mundo.

¿Qué tengo que decir al respecto? Que nada me sorprende. Que el mundo lleva tanto tiempo nadando en esa piscina de mierda estancada en la que ellos mismos se han metido que ya cualquier cosa no es sino un chapoteo más que salpica más o menos que el anterior. Que a pesar de que uno vaya predicando y actuando como le gustaría que el mundo en general actuase, poco puedo hacer si estoy solo. Que mi voz no será callada, pero tampoco la voy a gastar gritándole a la nada. Que por desgracia el sistema que tanto odio me tiene atrapado dentro de sus redes, que me extirpan mi tiempo cada vez más y que espero quitarme de encima según me sea posible, porque aunque el sistema no lo quiera, Pandeimos Avanza.

Con éstas palabras les dejo para disfrutar de lo que queda de año y de vacaciones de Navidad. Pronto nos veremos, con más energías y más contenido. Muchas gracias por estar ahí, querido lector, Hasta pronto.

lunes, 21 de diciembre de 2015

La Crítica del Mes (Diciembre 2015): El mundo se ha vuelto un lugar frívolo... O eso es lo que quieren que creamos

Estoy bastante harto de que todos los días se repita la misma cantinela: "el hombre es malo por naturaleza", "homo homini lupus", "no te puedes fiar de nadie, el mundo es cruel" y otras frases similares que la gente asume como verdades indiscutibles sin cuestionarlas ni un momento. De hecho, parecen disfrutar con el juego de la puñalada por la espalda, con el macabro baile de máscaras, con la burda farsa del daño ajeno. Y yo, horrorizado testigo de toda esta vorágine moral descendiente, me pregunto: ¿Por qué? Y yo, asqueado por la situación, me cuestiono: ¿cómo hemos llegado a ésto? Y yo, imbuido en la furia más primigenia, grito: YA ESTÁ BIEN. No tengo por qué tolerar un adoctrinamiento tan machacante, descarnado y cruel. De acuerdo, los accidentes y la mierda pasan y hay personas en el mundo cuyos valores son paupérrimos en el mejor de los casos, pero nada de eso justifica que nos aislemos y encerremos en nosotros mismos. Ninguna cárcel es buena, y las mentales son las peores de todas. Como ser humano que desea libertad, vuelvo a gritar: YA ESTÁ BIEN.

Uno de los axiomas que llevo intrínseco en mi existencia es que las cosas que se rompen se arreglan si se puede. Y en realidad se puede, pero la gente no quiere. Es mucho más fácil encerrarse en sí mismos, hacerse una piedra y ocultar las emociones de uno en un baúl donde nadie pueda siquiera alcanzarlas. Y sí, es fácil, pero también es cobarde e infantil a más no poder. ¿Por qué insistimos en ser niños morales con miedo a que cualquiera de nuestros compañeros de patio sea un abusón que nos estalle nuestro globo preferido? Compartamos nuestros juguetes, juguemos juntos. Si hay alguien que nos traiciona pues no confiamos más en él, pero no es necesario que paguemos todos juntos por pecadores. Además, si todos cambiásemos el chip y dejásemos de un lado la paranoia leviatánica y hobbesiana que gobierna el mundo, no tendríamos la necesidad de desconfiar de nadie, pues todos buscaríamos el bien común sin tener que dañar a nadie. Y hablando de infancia, ¿quienes son aquellos que nos meten en la cabeza continuamente que nuestra especie es un nido de víboras en busca de una nimia bajada de guardia para inyectarnos su veneno? Venga, les dejo que piensen un rato.

...

Venga, que ustedes pueden.

...

Lo tienen en la punta de la lengua, vamos.

...

...

...

Oh, vamos, ¿no les viene? Pues dejen que lo diga yo. Son todos esos políticos, banqueros, empresarios y elementos esperpénticos que mueven el mundo. Esos que ostentan un poder antinatural sobre el resto de la humanidad y que saben que nosotros les bajaríamos los humos unidos si no hiciese nada para evitarlo. ¿Y cómo lo hacen? Fomentando la desconfianza, el individualismo más descarnado y el sálvese quien pueda más rastrero posible entre los que nos encontramos a su merced ante las reglas que ellos mismos han puesto en su juego. Piénsenlo. Si esas mismas personas consiguieron que temiéramos la ira de un ser omnipotente protagonista de su propio compendio de libros plagados de errores de continuidad hace miles de años, no duden que ahora pueden usar técnicas más avanzadas para llevarnos al matadero haciéndonos pensar que nos advierten por nuestro bien. El falso miedo a nosotros mismos, a nuestros hermanos, es lo que hace que ellos vivan sin preocupaciones. El hecho de que gracias a ellos no seamos capaces de confiar en el resto les llena de orgullo y satisfacción, como diría Juan Carlos de Cojón Borbón, al ver que tienen al "ganado" bajo su control. Y esto se tiene que acabar YA.

Debemos unirnos todos y comenzar a actuar por el bien común en vez de por el beneficio propio. Es prioritario dejar de pisotearnos en búsqueda de una gloria solitaria y vacía e ir juntos, ayudándonos en lo posible y alegrándonos por el prójimo en vez de envidiarle y lastrarle. En nuestras manos está cambiar la imagen que tenemos de un mundo frío y cruel con nuestro cariño y nuestras mejores intenciones. Además, es totalmente inútil hacer lo mismo una y otra vez esperando que los resultados sean diferentes. Ser unos egoístas malnacidos no ha servido de nada hasta ahora. ¿No ven que ya va siendo hora de cambiar el chip? Y para que ésto funcione, debemos poner todos de nuestra parte. El cambio empieza desde uno mismo y va extendiéndose hacia afuera como las ondas de una red WiFi. Abrámonos a nuevas opciones, no tengamos miedo a lo desconocido. Apartemos a un lado los pesados lastres del ponzoñoso pasado que nos matan lentamente. Abracemos el futuro. Porque no debemos dejar que los de arriba nos manipulen, acabemos con la obsoleta imagen de frialdad y desconfianza en todos.

¡Que te den, misantropía!