The Voice Of Lyrics Nº 20: ¿El talento nace o se hace?

Desde pequeño, escribir pequeños relatos era ya una de mis actividades favoritas. Recuerdo con bastante claridad que en mis años de EGB me gustaba cuando llegaba el principio de cada tema en las clases de Lengua. ¿Por qué? Pues porque en esa parte siempre tocaba leer en clase el fragmento de alguna novela y, posteriormente, la profesora marcaba varias actividades. Entre ellas estaba una, y era la causante de mi alegría en aquellos momentos, que consistía en escribir una historia relacionada o bien con el fragmento que habíamos leído o bien con la temática del mismo. Creo que fue de las pocas tareas que hice en casa en mi época de Primaria (Imagínense si me gustaba) y siempre me presentaba voluntario al día siguiente para leer en alto mi propia historia y compartirla con todos. Al parecer debían ser muy imaginativas, pues a los compañeros siempre les gustaban y entre las profes de lengua siempre tuve esa fama de escritor creativo.

No estoy diciendo que fuera un escritor best-seller. Es más, eran las historias típicas que escribiría un niño "normal" y corriente. Sin embargo, llegó 1º de ESO y, con ella, también llegó la perversión a mi vida y eso se dejó notar bastante en los pocos textos que realicé en ese curso. Sin embargo, cuando fui creciendo, llegué incluso a olvidar esta parte tan pequeña y a la vez tan significativa de mi vida. Tuve que pasar mis dos años de sufrimiento y crear VOT hasta que me volví a centrar en escribir, pero esta vez dejando la ficción a un lado y centrándome en la dura realidad (Como habrán podido ver en los casi dos años que llevo con el blog).

Hablando en cronología de cómic, mi infancia fueron los años 60-70, mientras que mi adolescencia fueron los 90. Hoy en día, y si han sido capaces de entender las referencias que acabo de citar, me encuentro en la década del 2000. Para el que no esté tan metido en el tema, lo explicaré: Me encuentro finalmente en una época en la que veo todo el desastre que fue mi adolescencia creativamente hablando e intento arreglarlo de alguna manera. ¿Cómo? Dejando atrás mis ansias de conseguir "ventas" a un lado y volviendo a centrarme en lo artístico. Acabando aquí el símil, durante un tiempo me fue bien, pero ahora tengo mis dudas. Desde que estoy cursando en la Universidad, estoy totalmente seco de ideas y, para colmo, las pocas que puedo tener no avanzan. ¿Por qué? No lo sé a ciencia cierta.

Puede ser que, llegado ya a la adultez, haya perdido la imaginación tan característica que poseen (o poseían) los niños de antes. Puede ser que realmente nunca valí un duro para escribir nada. Puede ser que desde que estoy estudiando la carrera el caos que supone estudiar de tarde haya terminado de drenar por completo mi creatividad. Puede que sea que, simplemente, estoy entrando en una época convulsa de mi vida, o se me fue la chispa. No tengo ni puta idea, pero eso me hace preguntarme: ¿De verdad sirvo para escribir cómics (pues es, al fin y al cabo, mi mayor sueño)? ¿No seré otro de esos frikis que aspiran a ser el mayor escritor de la historia y luego demuestra ser un completo inadaptado? ¿Estaré condenado a ver cómo mi sueño se deshace entre mis manos como si fuese arena?

Viendo las trayectorias de muchos de mis guionistas favoritos (tema que probablemente trataré en algún vídeo o programa de radio y sobre el primero de todos le dedicaré un Frikismo Innato Especial) puedo ver que muchos de ellos empezaron por abajo y que sus mayores creaciones las han hecho con 30 y 40 años, incluso más. Imagino que muchos se han sentido como yo me siento y ésto me da algo de esperanza. No obstante, no puedo acomodarme. Sé que se llega alto de verdad partiéndose uno los cuernos y escribiendo mucho y de calidad (o chupando pollas a lo Scott Lobdell y Brian Bendis, pero quiero ser un guionista al que el público quiera de verdad, o al menos en un 50 por ciento), por lo que es cuestión de pasear, coger ideas y plasmarlas en papel. Y trabajar muuuuy duro, nunca hay que olvidar eso. Pero sigo teniendo dudas acerca de mi calidad como escritor.

¿Demostraré que estoy equivocado o acertaré estrepitosamente? Es algo que ahora mismo no puedo saber. Mientras tanto, tengo que luchar contra todo lo que me ha caído encima. Y supongo que entonces, y sólo entonces, Forelli volverá a escribir como antes.