Toda persona que tenga más de dos dedos de frente (excepto ese ser que posee 20 manos, en vez de dedos, y derivados) tienen un momento del día destinado especialmente para reflexionar y hablar de tú a tú con su psique. Este momento suele ser o bien la hora de levantarse, o la hora de acostarse, o en la bañera (o ducha, según quién). Yo no tengo ninguno en especial, pero aprovecho cualquier hueco en el que esté sólo para ello: Cuando salgo a dar un paseo, cuando vuelvo a casa de noche tras ir a la biblioteca o de fiesta con mis amigos, cuando almuerzo, meriendo o ceno sólo (cuando se desayuna, se desayuna y no se piensa en nada más)... Es algo que algo que recomiendo encarecidamente a todo el mundo, ya que con eso te conoces mejor, aprendes de la experiencia y descubres tu capacidad de ver más lejos de lo que veías antes, entre otros aspectos.
Normalmente, discuto sobre temas triviales, de poca trascendencia, que no son relevantes para mi día a día. Pero hay algunos días que me digo: ¿Por qué soy así? ¿Por qué no soy mejor de lo que soy? ¿Por qué no tengo lo que debería tener (corporal y espiritualmente hablando, no materialmente)? ¿Puedo arreglarlo? ¿Debería lamentarme durante el resto de mi vida, y más aún contando con el hecho de que tanta gente cercana a mí posee eso que a ti te falta? ¿Puedes conseguirlo mediante algún método propio? ¿Será peor el remedio que la enfermadad? ¿Tienes tú algo que los demás desearían para sí mismos o simplemente eres uno más del gigantesco montón, una oveja más del rebaño que camina en dirección al matadero, a ese matadero llamado olvido? Muchos son los interrogantes, y muy pocas las respuestas.
Lo más seguro es que me estén diciendo ahora mismo: "Tío, nadie es perfecto, y ningún ser humano jamas lo será"... Damas, caballeros y haters, eso lo sé perfectamente (valga la redundancia), pero siempre he tenido ese impulso, ese deseo, esa necesidad mental de ser lo más perfecto posible (por no decir totalmente perfecto) en todos los aspectos posibles. Lo más probable es que se deba a mi Asperger, ya que solemos ser bastante perfeccionistas, no lo sé a ciencia cierta, pero es algo que siempre ha estado presente en mi vida. No obstante, he aprendido a no exigirme tanto, porque de nada me sirve ir por la vida y las redes sociales lamentándome y deseando lo ajeno, teniendo cualidades propias (aunque personalmente, no me las encuentro), pero el saber que puedes ser, pero que no puedes ser por falta de tiempo... Es doloroso.
No será hoy, ni mañana, ni este año, siquiera. Pero un día... Seré perfecto.
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