domingo, 17 de julio de 2016

La Crítica del Mes (Julio 2016): El debate (de mierda) más antiguo de Internet en habla hispana

Toda persona del mundo (o al menos del primer mundo) consume productos de entretenimiento, de una forma u otra. Y no lo digo por generalizar, pues no habría más que hacer una pequeña encuesta y ver que cada persona o bien lee libros, o bien cómics, o bien ve series y películas, o lee/ve representada una obra de teatro y así con todas las formas de entretenimiento que se les ocurra. No obstante, no siempre el producto que consumimos está hecho en tierras patrias, sino en lugares diversos como Estados Unidos, Inglaterra o Japón (por poner los ejemplos que más atañen al tema de la entrada). Si eres conocedor del idioma que se habla en dichos lugares, está genial. Eso quiere decir que tu nivel en dicho idioma te permitirá disfrutar esa obra en su máximo esplendor, con sus peculiaridades, sus acentos, sus juegos de palabras y todo eso que puede hacer grande a una historia bien contada. Sin embargo, por varios motivos (desconocimiento del idioma, pocas ganas a estar esforzándose en entender lo que oye o lee o vagancia para no leer los subtítulos, entre otros) tenemos la necesidad de consumir dichos "productos" en nuestro idioma (el español en este caso). Como el español de España es, lógicamente, muy diferente al que se hablan nuestros hermanos latinos en países como Argentina, Uruguay, Chile, México y Venezuela entre otros, las traducciones son muy diferentes entre ellas atendiendo a factores culturales y lingüísticos inherentes a cada lugar. ¿Cuál es el problema? Que no siempre estas traducciones son acertadas y eso provoca en los aficionados que no son partícipes de dichas características culturales una reacción de rechazo y burla que de un tiempo para acá me está empezando a tocar los cojones sobremanera. Para ser más concretos, los latinos creen que sus traducciones son perfectas mientras que las españolas están llenas de errores y sinsentidos. Y como estudiante de lenguas que soy en la actualidad y como futuro guionista que espero ser, el tema (o más bien la actitud de los latinos al respecto) me parece cansino, falto de visión y de parcialidad y aberrante.

Cómo se ven los latinos cuando se creen graciosos por
criticar y mofarse de las traducciones españolas
Antes de seguir con la entrada, es importante que distingamos doblaje de traducción. Traducción es el acto de pasar el contenido del producto en su totalidad del idioma original a otro diferente y es el tema que se trata aquí. Doblaje, en cambio, es poner las voces de los personajes en aquellos medios audiovisuales en el idioma de destino para que el espectador entienda así lo que está viendo. Los dobladores se limitan a grabar los textos que se les pasa, ya traducidos, por lo que dejemos de achacar las malas traducciones a los dobladores (que también se puede doblar mal, pero ese tema no nos concierne ahora).

Los chistes más recurrentes son sobre tres puntos en concreto: El nombre de Wolverine aquí en España (Lobezno), el nombre que se le dio aquí al Kamehameha de Goku (Onda Vital) y el título que se le vino a dar a las tres primeras películas de la Saga Fast & Furious (A todo gas). Aunque también es común quejarse, sobre todo, de títulos de películas como La Jungla de Cristal o Un Canguro Superduro, es en el ámbito de los cómics y el anime donde he presenciado la variante más acalorada y a la par sinsentido del debate. No he venido aquí a explicar cada caso en concreto, pero sí a argumentar el por qué pienso que el tema debió morir hace bastante tiempo. En primer lugar tenemos la época en la que un producto se saca y, con ello, las connotaciones culturales. Durante los años sesenta y setenta, México prohibía el uso de nombres extranjeros en publicaciones y series infantiles, de ahí que se tradujeran los nombres propios de personas como pueden ser los casos de Bruno Díaz (Bruce Wayne/Batman) o Gil Garza (Guy Gardner/Green Lantern). A su vez, se me ha dicho que a Catwoman se le llamó Gatúbela por aquellos lares porque llamarla Mujer Gato sería relacionarla con la prostitución. En el caso de España, el evento de Marvel llamado Civil War se dejó tal cual porque en España la "Guerra Civil" tiene unas connotaciones históricas bastante diferentes a las que tiene en Estados Unidos. Es por eso que muchas veces, para poder alcanzar a un público mayor o para que no se piense del personaje lo que no es, es necesario tomarse alguna licencia a la hora de poner un nombre a algo. Estamos de acuerdo en que a veces se exceden con esa libertad, pero muchas veces es necesaria.

Que alguien mate al que se le ocurrió ese título, por favor
Otro motivo para los cambios reside no en los traductores, sino en los productores. Dicho de otra forma, los nombres se cambian por simples, aunque repulsivas en su mayoría, estrategias de marketing. En español puedo nombrar cientos de ejemplos, como todas esas películas de comedia juvenil a las que le dan títulos muy mierdas como Dos Colgaos Muy Fumaos o el ya mencionado caso de Die Hard, traducido como La Jungla de Cristal, pero hay uno que me mosquea como fan de los cómics y es que a los X-Men se les llame Patrulla-X. Un amigo me ha contado que en los setenta, el título de Hombres-X habría confundido al público y por eso se escogió lo de "Patrulla". En el caso de nuestros hermanos latinos podemos enfocarnos en casos como Pulp Fiction, a la que titularon Tiempos Violentos, descontextualizando por completo el hecho de que la película parodiaba el género pulp (no sé el motivo) o la película Cruel Intentions, que se tradujo como Juegos Sexuales simplemente para incitar al morbo en los espectadores y vender más. Aquí tenemos que pensar que al fin y al cabo lo que le importa a los trajeados de arriba es conseguir el mayor beneficio posible y para ello han de presentar el producto de una forma que venda a cuantos más mejor. Eso implica, muchas veces, cargarse el simbolismo y el sentido del título original. Eso depende meramente de las empresas y no de los traductores, por lo que estaría bastante bien que lo tuvieran en cuenta antes de empezar a soltar las chorradas sobre nuestras traducciones que sueltan.

Parece que aquí prima aquello de que se ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. Como he venido diciendo ya, por parte de ambos hay traducciones harto cuestionables y se puede deber por los dos motivos anterior mencionados o por otros que quizás desconozca personalmente pero que no por ello no existen. Es una realidad que no es que la haya probado yo al redactar la entrada, sino que una rápida búsqueda por la red te lo puede aclarar incluso mejor que yo. Tanto españoles como latinos han cometido errores de un tipo u otro, teniendo ambos "bandos" en común que los errores del vecino son garrafales e imperdonables mientras que con los nuestros somos más permisivos porque crecimos con ellos y es "nuestra infancia" (falacia que se usa para apoyar el argumento de que Goku es un buen personaje, entre otros casos). Esta discusión termina sacando el lado más xenófobo, terco y asqueroso de ambos bandos, y todo por trabajos de ficción que ni hicieron ellos ni les dan de comer. Una discusión sin sentido que debería acabar ya. No cuesta nada hacer un ejercicio de investigación y comprender la tesitura de cada sitio, pero resulta más fácil recurrir al insulto y a la mofa.

Una pena, creía que habíamos avanzado en todos los años que han pasado desde que Internet entró en nuestras vidas...

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