martes, 11 de febrero de 2014

La Crítica del Mes (Febrero 2014): Inválidos... ¿Intocables?

Seguro que muchas veces se han encontrado con una situación como ésta: Van paseando por la calle porque van a hacer un recado, o han quedado con alguien, o van a comprarse un cómic, una revista... Como sea, el motivo es lo de menos realmente. La cosa es que van caminando y se encuentran a una persona inválida (puesto que, desgraciadamente, los accidentes ocurren, sean humanos o biológicos, y aquellos que los sufren no pueden disfrutar de la vida como aquellos que no los han tenido). Hasta ahí todo normal. Le echas un ojo para ver qué es lo que tiene (le falta un brazo, un ojo, ha perdido la vista, va en silla de ruedas...), pero luego decides continuar con tu vida y hacer lo que has salido a hacer. El problema viene cuando ese señor o esa señora (ambos sexos tienen la misma probabilidad de ser discapacitados) va dándose aires de intocable por el simple hecho de ser inválido. No digo que todos sean así, ojo, pues hay mucha gente con discapacidad que son un vivo ejemplo de superación y bondad (incluso de inocencia, si miramos cosas como el Síndrome de Down), pero siempre está ese cojo o coja, ese parapléjico o parapléjica o ese manco o manca que se dedica a reírse y a joder al personal por los motivos que sean (para evitar autocompadecerse de sí mismos, para enfocar su cabreo o frustración con la vida hacia fuera de su propio ser, para evitar algún complejo que acarree o por una mezcla entre dos o la totalidad de los elementos anteriormente mencionados) y aprovechan que, como son inválidos, está mal visto por la sociedad que se les diga algo. Ya no digo pegarles o insultarles, que es lo que muchos pueden pensar que es a lo que me refiero en estos momentos y que también se merecerían. Me estoy refiriendo a defenderse al haber sido objeto de sus burlas y escarnios.

Esto me recuerda mucho a esa sobreprotección que poseen, disfrutan y en algunos casos abusan las mujeres a día de hoy en España. No digo que esté bien creerse superior a ellas y tratarlas como objetos, nada más lejos de la realidad, pero yo como hombre considero injusto que ellas puedan rompernos platos en la cabeza y sólo tengan que pagar una nimia multa mientras que si nosotros les decimos algo en voz alta y ellas lo sacan de contexto, nos pueden meter en la cárcel para los restos, quitárnoslo todo y quedar como escoria inmunda bajo la mirada esa mierda apestosa mezclada con sangre de momia egipcia y semen de babuino concentrado que llamamos "sociedad" mientras ellas disfrutan de un largo tiempo de lujos llevando a escena el papel de Joshy Pig (víctimista, para los que no pillen la referencia).

La cosa es la siguiente: ¿En qué coño están pensando, gente? ¿Por qué mierda se contradicen siempre? A ver, se supone que todos somos iguales, ¿no? Entonces dejen de andar jodiendo y aplíquenlo. Basta de favoritismos, basta de ideales superficiales que luego rozan en la máxima hipocresía con los reales... Bueno, pensándolo mejor, lo que necesita el mundo no es igualdad realmente, es justicia, pero ese tema será tratado en otro momento. Lo que quiero decir es que esa gente tiene que ver que nosotros no somos sus sparrings para que puedan desahogarse de sus vidas. Por supuesto, el humor es sano y necesario, pero hay una fina linea entre el humor y el insulto, y muchas veces el segundo va disfrazado del primero intentando pasar desapercibido y, en ciertos momentos, el disfraz cae al suelo y desvela la verdadera intención del insultante (inválido en este caso). Como prueba, me limito a mencionar el caso "Hola, soy Maruka".

No voy a mentir, uno de los motivos principales por los que hago esta entrada es por un problema que ha surgido a partir del errático comportamiento que un amigo discapacitado ha mostrado tanto a mi persona como a la de mi señora y por la enfermiza obsesión de algunas personas de defender ese tipo de comportamientos hasta la muerte "porque es cojo". Sin embargo, he de decir que no es la única razón por la que están leyendo esta entrada con semejante leitmotiv. También están los vagabundos que se aprovechan de esas cosas para insultarte si no les das limosna, los que se ponen de pesados a perseguirte para que les dejes un euro "para la guagua" o los que te dicen cosas al pasar a su lado. Me pidieron que no subiera esta entrada porque "no, es su humor, hay que dejarlo". Por un momento había caído, pero luego algo que le sucedió a un amigo me recordó a qué me estaba enfrentando. Decir eso es como decir que Hitler no era malo, "es que el es así, mata judíos, promueve el odio irracional y se cree una especie de Dios, pero hay que dejarlo porque como le falta un huevo...".

Yo voy a terminar diciendo una cosa: Yo también soy inválido. No corporalmente, sino mentalmente. Ahora vendrán con la cantinela de "uuhu retrasado jujuju zohi muhi hyntelliguemteeeee". No, tengo algo llamado Síndrome de Asperger. Muy leve, sí, pero lo tengo al fin y al cabo. A ojos médicos soy un discapacitado. ¿Y siento la necesidad de joder a otros para sentirme mejor de mi mismo? No. Yo hago ensayos, entradas, cómics... Y a todo le intento dar un toque (en mayor o menor medida) de crítica social. ¿Por qué? Porque la autocompasión no sirve de nada y el meterse con la gente (de manera gratuita al menos, yo también he pegado mis petardazos en esta pagina) y refugiarse en los dictados de la sociedad sólo demuestra inseguridad. Yo, en cambio, me esfuerzo en intentar dar un mensaje y en demostrar ya no a la gente, sino a mí mismo (al único al que realmente debo explicaciones) que he superado mis handicaps. Algunos los sigo teniendo, sí, pero no me escudo en ellos para lamerme las heridas. Muchos dirán que es fácil, pero yo les aseguro que no. No voy a hablar de ello ahora mismo, puesto que no quiero desviarme del tema. Lo que quiero decir es que se puede superar una discapacidad sin tener que usar a los demás como vía de escape.

Por cierto, para esta entrada he inhabilitado los comentarios, cosa rara en mí. Sin embargo, lo hago porque todos se van a centrar más en "uuhu el cojo uuhu" que en el propio mensaje que quiero dar y lo único que harán con eso será cabrearme más, así que paso. Ustedes chúpenle los tendones de la pierna si quieren, pero eso es algo que yo no voy a hacer. Ya llevo aguantándome esa mierda demasiado tiempo para no tener problemas y estoy harto. No sólo por este tema ando cabreado, sino por otros más que han estado azotándome en lo que vamos de 2014. Pero lo dejé bien claro en el blog de David: "No me toquen los cojones, no estoy de humor". ¿Y qué hizo el susodicho? Tocarme los cojones, hacerse el inocente (o minusválido, según por dónde se mire) y apelar al sentido de la sociedad de "está mal enfadarse con un cojo porque su humor es así". Así que ahora que no se queje, que él ha hecho cosas peores a gente que no le hizo nada.

Un saludo y hasta la próxima.