sábado, 12 de septiembre de 2015

La Crítica del Mes (Septiembre 2015): Quitémonos los cencerros

Hay algo que me inquieta, que me indigna, que me cabrea. La sociedad en la que vivimos está preocupada... Bueno, más que preocupada, OBSESIONADA por que todo el mundo luzca, vista y se comporte del mismo modo que ellos. Y no hablo ya de su opinión, que eso es cosa de ellos y por tanto no me incumbe. Hablo de que están continuamente detrás de uno, martilleando a la mente ajena día tras día, cada vez que pueden, para que cambie aquello con lo que no está de acuerdo. Es muy probable que muchos de ustedes hayan sufrido de éste problema o, por el contrario, sean parte del mismo. A los primeros: no están solos. Un gran numero de personas sufrimos éste acoso continuo por parte de compañeros de estudios, de trabajo, de amigos de nuestra familia e incluso de la propia familia en sí y no puedo hablar por todos, pero creo que muchos estamos hasta los huevos. A los últimos: MÉTANSE EN SUS PUTAS VIDAS. Así de sencillo, así de claro, así de directo. Estoy harto de la gente como ustedes. Harto de que crean que sólo lo suyo es lo correcto y que yo (por poner un ejemplo) soy una especie de oveja descarriada a la que hay que azotar en la retaguardia continuamente para que vuelva al redil.

Si se han sentido ofendidos, genial. Hay un dicho que para mí resulta ser muy acertado, y es el siguiente: "Quien se pica, ajos come". ¿Qué quiere decir eso? Que la conciencia les reconcome porque saben que lo que hacen está mal. Que saben que la contesta que merecen las bromas de "Hay café... cafeitarse" es "Hay que ir... Irse a tomar por culo". Que en el fondo no les sorprendería que tras cientos de "Córtate el pelo, que así estás feo", recibieran una hostia al grito de "Cómete ésta hostia, que así estas más guapa". Que cuando varios compañeros de clase se rapan y miran hacia el peludo de la clase y dicen "Ahora te toca a tí", lo que están deseando es que eso mismo se los diga un hombre a punto de ensartarles analmente al punto de que, cuando acabe, te quedes pegada a su miembro viril y parezcas un polo de chocolate humano. Y podría estar así toda la entrada, cagándome intensamente en sus muelas, pero tienen suerte de que sea una persona que cree que hablando se entiende la gente. No obstante, no se piensen que voy a endulzar mis palabras (esa es otra lección que deben aprender, pero entiendo que siendo borregos siguiendo el liderazgo del qué dirán y de las convenciones sociales sólo pueden asimilar las hostias de una en una, así que ese asunto lo dejaré para otra entrada).

Vamos a ver: ¿qué cojones les importa a ustedes que yo tenga pelo largo y barba, que mis amigos sean peludos "como yo", que una persona lleve orejas de gato, que otra vaya con un vestido hecho de carne a recoger un premio...? Esas personas son las únicas que deciden sobre sí mismas, las que definen su todo, y ustedes no tienen ningún derecho a censurarlas o minar su autoestima de ninguna de las maneras. ¿Que ustedes quieren ser buenos corderitos y ajustarse a los cánones que la sociedad impone arbitrariamente? Perfecto, pero respeta a los que creemos que esa mierda no es para nosotros. El trato es: ustedes nos dejan vivir y nosotros haremos lo propio. Respeto mutuo. Y si no, no te extrañe que un día te lleves una hostia. ¿Quedaremos como los malos? Probablemente, pero eso (a mí, al menos)  no me parará. Porque ya está bien, que una cosa es tener una opinión y otra cosa es acosar y machacar al diferente. Que dais asco, dolor de cabeza y cáncer de huevos. Métanselo ya en la cabeza, cambien el chip y así se ahorran los problemas.

Pues bien, creo que ha quedado clara mi opinión y mi crítica a esa clase de gente. Ya es hora de que crezcamos y aprendamos a respetar. Dejemos de seguir al rebaño, quitémonos los cencerros y aprendamos a ser personas en vez de ovejas. No es tan difícil. Aunque bueno, si insistes en seguir comiendo hierba, luego no te quejes si te comes una mierda accidentalmente.

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