domingo, 3 de mayo de 2015

Entradillas Forellianas Nº 28: Un pequeño respiro

Los estudios me tienen de aquí a allá de manera constante y repetitiva. Mi cerebro me juega malas pasadas. Mi corazón hace de las suyas. La obra casi me mata. Ya era hora de parar un poco... ¿No? Tengo sólo un par de pruebas pendientes antes de lanzarme al vacío de los exámenes de mayo-junio, así que puedo permitirme escribir un poco para ustedes en una entradilla. Éste año está probando ser uno de los más locos que haya vivido jamás. No hace nada que le estaba dando la bienvenida en una azotea de Gáldar desmadrado perdido y ya estamos en mayo. Cuatro meses que se han ido volando, cuatro meses en los que he experimentado de todo: amor, dolor, angustia, miedo, alegría, alivio, euforia... Y siento como que éste fin de semana ha sido el primer descanso real que he tenido en todo éste tiempo. Unos días en los que he podido salirme del mundo para mirarlo desde afuera. "Dios santo, qué locura", me digo. "Después de todo éste carrusel de emociones me resulta extraño estar tan estático y, también, solitario".

La obra de teatro... Madre mía. Ahora entiendo a Mari Carmen Sánchez, la mujer que me enseñó todo lo (poco) que sé sobre el mundo de la interpretación. Ser director es como ser padre: Te desvives por tu hijo, sufres lo que nunca has sufrido para sacarlo adelante, sacrificas incluso tu bienestar... Pero al final vale la pena. Por salir al escenario y ver cómo la gente disfruta. Espero volver a repetir algo así, pero en mi propia lengua. Al menos será más fácil de redactar... Y el amor... Ay, el amor. Tan volátil, tan arbitrario. No te maldigo, no, pero bien que te lo mereces de cuando en cuando. Puede que hoy mismo me dé el trabe y te dedique un poema. Sí, odio la poesía, pero puedo hacer una a mi estilo. Y si gusta bien y si no... Experimentar es la clave. El caso es que necesitaba parar un poco y lo he conseguido. Ojalá ésta recarga me haga llegar lejos...

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