El tiempo pasa bastante rápido. Y aunque suene a inicio más que trillado, es uno de los motivos que me llevan a escribirles estas líneas que están leyendo ahora mismo. Durante estos últimos meses, en un lento pero fructífero proceso de recuperación de duras heridas emocionales, he podido sentarme a reflexionar bastantes veces. En una de éstas, me di cuenta de que mi identidad de Forelli nació hace ya un lustro. Sí, cinco años. Se dice pronto. Y en ese tiempo han sucedido muchas cosas, si bien no ha sido todo el camino un paseo por Las Canteras. Es por eso que me gustaría reflejar aquí qué he vivido y cómo he vivido esta etapa de mi vida, en homenaje a estos cinco años. Antes de comenzar, quisiera abrir con otra cita, esta vez salida de la boca del famoso revolucionario francés Maximilien Robespierre:
La muerte es el comienzo de la inmortalidad.
Dicho esto, pónganse cómodos, sírvanse un vasito de agua y un picoteo, porque aquí empieza la autobiografía de Marco Antonio Di Forelli, más conocido como... Forelli.
Nací como Marcos Suárez Hernández el 6 de Agosto de 1995 en Las Palmas de Gran Canaria, de padre palmense y de madre satauteña. Tengo Síndrome de Asperger (necesitaría una entrada sólo para explicarlo, busquen en Google). Viví los primeros cinco años de mi vida en una pequeña casa de Almatriche, una localidad situada casi en el extrarradio del municipio. No recuerdo gran cosa de esa etapa más que por vídeos antiguos, fotos que aún conservo en mi actual residencia y anécdotas que me cuenta mi familia de cuando en cuando. A mis seis años, mis padres se separaron y me fui a vivir con mi madre al casco histórico de Gáldar por motivos laborales. Eso supuso para mí abandonar mi antiguo colegio, el CEIP El Boliche (y a los amigos que allí hiciese y a los que no recuerdo en absoluto, llevo sin verlos como 15 años o más), y embarcarme en el Maestro Manuel Cruz Saavedra, centro de estudios de Primaria situado en El Barrial, Gáldar, para cursar toda la EGB. Años después, estando a punto de terminar dicho ciclo de estudios, nos mudamos a mi actual residencia, a pocos minutos caminando tanto del colegio como de mi posterior instituto, el IES Roque Amagro. En 2007, ingresé allí para cursar la ESO con 12 añitos.
De ésta época se pueden destacar varias cosas. Una de ellas es que me pasé todo ese tiempo como una pelota de ping-pong entre mis padres, quienes no se tenían aprecio alguno por entonces. Otra es que por mi condición de Asperger mi etapa en el colegio fue bastante dura. Tenía algunos amigos, pero los problemas de "conducta" eran el pan de cada día. A eso añadamos que mi padre, a pesar de ir de chachi, jamás me entendió ni supo tratar conmigo, que mi madre no podía con su alma al tener que cuidarme prácticamente ella sola y que la gente neurotípica en general suele dar por culo cuando algo escapa a su comprensión. El terreno estaba, pues, completamente allanado para que el suceso que cambiara mi vida tuviera lugar. Yo tenía una compañera de clase cuyo nombre no mencionaré para evitar problemas legales pero que los más veteranos del sitio conocerán muy bien. En efecto, hablo de Joshy Pig. Siempre estuvimos juntos en clase durante toda la Primaria y durante buena parte de la Secundaria, motivo por el que me "enamoraría" de ella. A pesar de que ahora sé que no era lo que yo definiría amor sincero y absoluto, era lo más cercano que podía sentir siendo un pingajo de 14 o 15 años.
La historia tiene una longitud considerable y he olvidado muchos detalles con el tiempo (además de no poder mencionar otros por posibles represalias), por lo que me limitaré a relatar lo básico: Al darme cuenta de mis sentimientos, aproveché su cumpleaños para invitarle a dar una vuelta por ahí los dos solo e ir al cine. Yo me lo pasé bien, pero ella no, por motivos que ahora mismo no recuerdo. Eso fue llevando poco a poco a una tensión entre ambos que terminó estallando al escapárseme unas palabras frente a una profesora de Lengua. El declive continuaría durante meses hasta que, en un afán de llevar nuestra relación a un punto más estable, ella me dijo que me haría ciertas cosas que no mencionaré por no ser un tema que convenga airear (pero sé que ustedes son inteligentes y se imaginan de qué estoy hablando). Yo, ilusionado, continué albergando esperanzas en ella. Esperanzas que aplastó tiempo después, al aburrirse. Mantendría una relación de un mes junto a otra persona a la que le gustaba mucho por el simple hecho de acercarme a Joshy Pig, algo que a día de hoy me parece algo totalmente despreciable. Al llevar ya un mes con esta persona, la infame me propondría probar a salir juntos "para ver si le nacía algún sentimiento por mí". Tonto de mí, acepté. Habíamos acordado que yo hablaría con mi "novia" para decirle lo que había, pero pasa y resulta que la muy botarate de Joshy Pig le dijo en el peor momento posible "Mira, que tu novio te va a dejar para irse conmigo". Después tuvimos esa "relación" que duró solo dos semanas y que posteriormente llegó a mis oídos que fue "por pena" (palabras textuales de ella). Me dejó en el momento menos oportuno, la noche antes de realizar un viaje juntos a Los Pirineos. Todo fue cuesta abajo y sin frenos después de eso. Me cambié de instituto por ella, dejó de hablarme, hice cosas de las que no estoy orgulloso y las cosas terminaron saliéndose de madre lo que no está escrito. Llegó un punto en el que unos amigos y yo hicimos una trastada que aún a día de hoy todo el mundo recuerda. A raíz de ese suceso no me hablo con mi padre desde entonces, me fugué de casa un par de veces, llegué a tener que declarar ante la Fiscal de Menores y estuve unas tres semanas de baja médica hasta que volví al Roque de nuevo para acabar el Bachillerato, entre otros muchos sucesos que llegaron a poner en peligro mi sanidad mental y mi vida.
A raíz de todo ese dolor, sufrimiento y desesperación me convertí en una persona completamente diferente. Mi forma de ver el mundo cambió radicalmente. El niño que una vez fui se marchó para dar paso al adolescente en estado puro. Mi mente, que casi sucumbe ante la locura más negra, resurgió de sus cenizas. Aunque no fui consciente en su momento y el nombre no había sido creado aún, en ese momento Marcos Suárez Hernández había muerto y Marco Antonio Di Forelli había nacido.
En el próximo capítulo entraremos más en detalle y se contarán cosas más interesantes como la creación del nombre y del blog, cómo conocí a la Comunidad Blogger y mucho más.
Capítulo II: Forelli Año Uno (Aún no disponible)
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